Las pasiones.

Los apetitos y las pasiones que pretenden ser complacidos, pisotean la razón y la conciencia. Esta es la cruel obra de Satanás, y él está aplicando constantemente los esfuerzos más decididos para fortalecer las cadenas mediante las cuales ha aherrojado a sus víctimas. Los que se han pasado toda la vida complaciendo hábitos erróneos, no siempre comprenden la necesidad de un cambio... Avivemos la conciencia y mucho se ganará. Nada fuera de la gracia de Dios puede convencer y convertir el corazón; sólo así pueden los esclavos de la costumbre obtener el poder necesario para quebrantar los grillos que los aprisionan. El que se complace a sí mismo debe ser inducido a comprender y sentir que necesita una gran renovación moral si ha de hacer frente a los requerimientos de la ley divina; el templo del alma ha sido contaminado, y Dios requiere de ellos que se levanten y luchen con todas sus fuerzas para volver a obtener la virilidad dada por Dios que fue sacrificada por medio de la complacencia pecaminosa.—Testimonies for the Church 4:552, 553. MGD 100.3

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