Jesús nos ama.


Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8.
Me encanta hablar de Jesús y de su amor incomparable. No tengo duda del
amor de Dios. Sé que él es capaz de salvar hasta lo sumo a todos los que
vienen a él. Su precioso amor es una realidad para mí, y no tienen efecto en mí
las dudas expresadas por quienes no conocen al Señor Jesucristo... Tome a Jesús
como su Salvador personal. Vaya a él tal como está, entréguese a él, aférrese de
su promesa por la fe viva, y él será para usted todo lo que usted desea...
Los que le dan a Cristo su corazón, encontrarán reposo en su amor. Tenemos
una muestra de la magnitud de su amor en sus sufrimientos y su muerte...
Jesús soportó tal agonía... porque se convirtió en el sustituto y garante del pecador.
Él mismo llevó el castigo de la Ley, que los pecadores merecían, de manera
que ellos tuvieran... otra oportunidad para demostrar su lealtad a Dios...
Hay solo dos grupos en todo el universo: quienes creen en Cristo y cuya fe
los lleva a guardar los Mandamientos de Dios, y los que no creen en él y son
desobedientes...
Usted tiene toda razón para creer que él puede salvarlo y que lo hará. ¿Por
qué? ¿Porque usted no tiene culpa? No; porque usted es un pecador, y Jesús
dice: “No he venido para llamar a justos, sino a los pecadores, al arrepentimiento”
(Mat. 9:13). El llamado es para usted, y cuando Satanás le dice que no hay
esperanza, dígale que sí la hay. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que
ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)...
La mano que fue clavada en la cruz por usted se extiende para salvarlo. Crea
que Jesús oirá su confesión, recibirá sus pedidos, perdonará sus pecados y lo
hará miembro de la familia real. Usted necesita la esperanza que Jesús le dará,
para alegrarlo en toda circunstancia...
Los que aceptan la verdad encontrarán que su amor por las cosas terrenales
será desplazado. Ven la gloria superior de las cosas celestiales y aprecian la excelencia
de aquello que se relaciona con la vida eterna. Son encantados por lo
invisible y eterno. Sueltan las cosas terrenales; fi jan sus ojos con admiración en
las glorias invisibles del mundo celestial. Advierten que sus pruebas consiguen
para ellos un “cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Cor. 4:17), y
en contraste con las riquezas que pueden disfrutar, las cuentan como aflicciones
ligeras y momentáneas –Review and Herald, 23 de junio de 1896.
Puedes descargar este articulo en Mp3 en: Clica aqui


el-nos-ama

Mateo 24: 6-8


gerras

Los Dos Caminos:


"La majestad de Dios es terrible; y sin embargo, vosotros no lo advertís. Su cólera es aterradora; y no obstante le ofendéis diariamente. Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y anchuroso el camino que conduce a la destrucción y muchos son los que andan por él; pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y pocos lo encuentran."
Estos caminos son distintos, están separados y van en direcciones opuestas. Uno conduce a la vida eterna y el otro a la muerte. Vi la distinción entre ambos caminos y también la distinción entre quienes por ellos andaban. Los caminos eran totalmente opuestos. Uno era ancho y llano; el otro áspero y estrecho. Así, quienes por ellos iban eran opuestos en carácter, conducta, porte y conversación.
Los que van por el camino estrecho hablan de la alegría y felicidad que les aguardan al fin de la jornada. Su aspecto es a menudo triste, pero a veces brilla con sagrado y santo gozo. No visten como los que van por el camino ancho ni hablan ni obran como ellos. Se les ha dado un modelo. Un "varón de dolores, experimentado en quebranto," les abrió el camino y por él anduvo. Sus seguidores ven sus huellas y al verlas se consuelan y animan. El llegó salvo al destino, y también ellos podrán llegar a salvo si siguen sus huellas.
En el camino ancho, todos piensan en si mismos, en su ropa y en los placeres del camino. Se entregan libremente a la hilaridad y algazara, sin pensar en el término de la jornada, donde les aguarda segura destrucción. Cada día se acercan más a su nefasta suerte; sin embargo, se apresuran locamente, cada vez con más rapidez. ¡Oh, cuán terrible me pareció aquel espectáculo!
Vi que muchos de los que iban por ese camino ancho llevaban escritas sobre sí estas palabras: "Muerto para el mundo. El fin de todas las cosas está cerca. Preparaos también." Su aspecto era el mismo que el de todos los demás frívolos seres que los rodeaban, excepto cierto aire de tristeza que se advertía en sus semblantes. Su conversación era igual a la de las alegres y atolondradas gentes que con ellos iban, aunque de vez en cuando se detenían a señalar con mucha satisfacción el letrero de sus vestidos, y exhortaban a los demás a que también se lo pusiesen en los suyos. Iban por el camino ancho, y sin embargo, decían pertenecer a la compañía que viajaba por el camino estrecho; pero sus compañeros les replicaban: "No hay distinción entre nosotros. Somos iguales. Vestimos, hablarnos y obramos de igual manera."( Joyas de los Testimonios Tomo 1 pg 33,34


485428_10201198533433483_476796901_n

En la proclamación del Evangelio a los gentiles.


En la proclamación del Evangelio a los gentiles, existe el mismo plan de trabajo. El mensaje se da primero en "los caminos" [caminos reales], a los hombres que tienen una parte activa en la obra del mundo, a los maestros y dirigentes del pueblo.
Recuerden esto los mensajeros del Señor. Los pastores del rebaño, los maestros colocados por Dios, deben tener muy en cuenta esta amonestación. Aquellos que pertenecen a las altas esferas de la sociedad han de ser buscados con tierno afecto y consideración fraternal. Los hombres de negocios, los que se hallan en elevados puestos de confianza, los que poseen grandes facultades inventivas y discernimiento científico, los hombres de genio, los maestros del Evangelio cuya atención no ha sido llamada a las verdades especiales para este tiempo: éstos deben ser los primeros en escuchar el llamamiento. A ellos se les debe dar la invitación.
Hay una obra que hacer en favor de los ricos. Ellos necesitan ser despertados a su responsabilidad como personas a quienes se han encomendado los dones del cielo. Necesitan que se les recuerde que han de dar cuenta ante Aquel que juzgará a los vivos y los muertos. El hombre rico ha menester que se trabaje por él con el amor y el temor de Dios. Demasiado a menudo confía en sus riquezas y no siente su peligro. Los ojos de su mente necesitan ser atraídos a las cosas de valor perdurable. Debe reconocer la Autoridad llena de verdadera bondad, que dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados. que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga".*
Rara vez se dirige alguien personalmente a los que son encumbrados en el mundo en virtud de su educación, su riqueza o vocación, para hablarles respecto a los intereses del alma. Muchos obreros cristianos vacilan en aproximarse a estas clases. Pero esto no debe ocurrir. Si un hombre se estuviera ahogando, no permaneceríamos sentados mirándolo perecer porque fuera un abogado, un comerciante o un juez. Si viésemos a algunas personas a punto de lanzarse a un precipicio, no vacilaríamos en instarlas a volver atrás, cualquiera fuera su posición u ocupación. Tampoco debemos vacilar en amonestar a los hombres con respecto al peligro del alma.
Nadie debe ser descuidado a causa de su aparente devoción a las cosas mundanas. Muchos de los que ocupan altos puestos sociales tienen el corazón apenado y enfermo de vanidad. Anhelan una paz que no tienen. En las esferas más elevadas de la sociedad hay quienes tienen hambre y sed de salvación. Muchos recibirían ayuda si los obreros del Señor se acercaran a ellos personalmente, con maneras amables y corazón enternecido por el amor de Cristo.
El éxito en la proclamación del mensaje evangélico no depende de sabios discursos, testimonios elocuentes o profundos argumentos. Depende de la sencillez del mensaje y de su adaptación a las almas que tienen hambre del pan de vida. "¿Qué haré para ser salvo?" Este es el anhelo del alma. Millares de personas pueden ser alcanzadas en la forma más sencilla y humilde. Los más intelectuales, aquellos que son considerados como los hombres y las mujeres mejor dotados del mundo, son frecuentemente refrigerados por las palabras sencillas de alguien que ama a Dios, y que puede hablar de ese amor tan naturalmente como los mundanos hablan de las cosas que más profundamente les interesan.
A menudo las palabras bien preparadas y estudiadas no tienen sino poca influencia. Pero las palabras llenas de verdad y sinceridad con que se expresa un hijo o una hija de Dios, habladas con sencillez natural, tienen poder para desatrancar la puerta de los corazones que por largo tiempo ha estado cerrada contra Cristo y su amor.
Recuerde el obrero de Cristo que no ha de trabajar con su propia fuerza. Eche mano del trono de Dios con fe en su poder para salvar. Luche con Dios en oración y trabaje entonces con todas las facilidades que Dios le ha dado. Se le provee el Espíritu Santo como su eficiencia. Los ángeles ministradores estarán a su lado para impresionar los corazones.
Jesus-Cristo-conhece-suas-ovelhas-Tu-cres-que-ha-um-so-Deus-Fazes-bem

Los engaños del Enemigo.

El tentador con frecuencia nos sugiere que la vida cristiana es una extorsión de deberes rigurosos; que es difícil estar continuamente en guardia, y que no hay necesidad de ser tan exigente. Así fue como engañó y venció a Eva en el Edén, diciéndole que las órdenes de Dios eran arbitrarias e injustas. ... El propósito de Satanás es el mismo ahora y entonces. Desea engañarnos y arruinarnos. Debiéramos estudiar la vida de Cristo y procurar fomentar su espíritu y copiar su ejemplo; y mientras más nos volvamos como él, más claramente discerniremos las tentaciones de Satanás y con más éxito resistiremos su poder. AFC64 123.2


adan_eva_07

Dios estaba descontento con los hijos de Israel (Job 38:1),(Juan 14:27).

Dios estaba descontento con los hijos de Israel, porque murmuraban contra él y contra Moisés, a quien había enviado como su libertador. Los sacó de su cautiverio en la tierra de Egipto de una manera maravillosa, para elevarlos y ennoblecerlos, y convertirlos en una alabanza en la tierra. Pero había dificultades que enfrentar, y cansancio y privaciones que soportar. Para ellos era necesario llevar estas pruebas. Dios los estaba sacando de un estado de degradación y equipándolos para ocupar un lugar honroso entre las naciones; y para recibir legados importantes y sagrados... Olvidaron su servicio amargo en Egipto. Olvidaron la bondad y el poder de Dios, manifestado por ellos en su liberación del cautiverio. Olvidaron cómo sus hijos fueron salvados cuando el ángel destructor pasó sobre Egipto. Olvidaron la gran exhibición del poder divino en el Mar Rojo, cuando Jehová proclamó: “Y ahí parará el orgullo de tus olas” (Job 38:11), y las aguas se juntaron y formaron una pared sólida. Olvidaron que entretanto ellos estaban cruzando sin percances el camino que les fue abierto, el ejército de sus enemigos, cuando intentó seguirlos, fue destruidos por las aguas del mar... Dios no ata sobre nadie cargas tan pesadas a cada paso que tenga que quejarse por su peso. Lo que gasta a la maquinaria es la fricción, y no el movimiento constante. Es la preocupación continua, y no la obra que hacen, lo que mata a estas personas... Hay paz y contentamiento en el servicio de Cristo. Cuando estaba a punto de dejar a sus discípulos, les hizo esta promesa de despedida: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14:27).


exodo-16

Todo esto tiene que acontecer, más aún no es el fin.


Mateo 24 6 8